El sobrepeso y la obesidad se han definido como un exceso de tejido adiposo en el cuerpo de un animal. Estas condiciones reflejan, respectivamente, un excedente del 15% y 30% del peso (Roa, 2018). Sin embargo, es la obesidad la que puede provocar un deterioro de la salud o de las funciones corporales por este acúmulo de grasa (Laflamme, 2012).
A lo largo de los estudios realizados en la población felina se estima que el 63% de dicha especie presenta sobrepeso u obesidad (Arena, 2021). La obesidad es considerada la enfermedad nutricional más común en gatos domésticos, afectando hasta al 35% de los gatos adultos (Roa, 2018). Los gatos obesos poseen mayores riesgos de padecer de artritis, diabetes mellitus, lipidosis hepática y mortalidad temprana. El riesgo de desarrollar diabetes aumenta aproximadamente el doble en los gatos con sobrepeso y aproximadamente el cuádruple en los gatos obesos. (Laflamme, 2012).

La obesidad y el sobrepeso pueden ocasionar además de patologías que se desarrollan paralelamente sino que también generar varios cambios en el comportamiento de los gatos domésticos, impactando directamente su bienestar y calidad de vida. Estos cambios pueden deberse directamente al exceso de peso, pero también como consecuencia de enfermedades asociadas a la obesidad (Delgado, 2020).
Entre un 40-60% de los gatos son alimentados libremente o alimentados dos veces al día, siendo la alimentación libre más común para los gatos obesos (Delgado, 2020). Por lo que las decisiones tomadas por el tutor tienen un impacto directo en su salud y calidad de vida.
En Oh My Cat creemos que un tutor felino informado sobre el comportamiento, las necesidades y la salud de su gato podrá tomar decisiones más acertadas, lo que no sólo incrementará los años de vida de su compañero felino, sino que también mejorará la calidad del tiempo compartido. Es por esto que hoy estaremos desarrollando los cambios en el comportamiento que podrían presentarse en gatos con excedente de peso. Para este estudio, dividiremos estos cambios en distintas categorías:
Cambios en la conducta alimentaria
Los ratones son la presa más común tanto de los gatos domésticos como de sus ancestros. Cada ratón le brindará 30 kcal, por lo que en estado natural los gatos comen varias veces presas pequeñas por día (Delgado, 2020). Es por esto que cuando se les permite elegir sus propios patrones de alimentación, los felinos tienden a comer entre aproximadamente 8 y 16 comidas al día. También en la naturaleza todo animal que desea sobrevivir debe de buscar su comida; ejemplo cazando. Esta pauta natural de comportamiento se mantiene presente incluso en animales en cautiverio, los cuales prefieren trabajar para obtener su ración de alimento, en lugar de que se les brinden libremente. A este fenómeno se le conoce como contrafreeloading (Osbourne, 1977). Este comportamiento se ha documentado en diversas especies, incluidas las domésticas, y sugiere que los animales disfrutan de la oportunidad de realizar actividades que les proporcionen un reto cognitivo o físico, incluso si la misma recompensa está fácilmente disponible. Es un ejemplo de la necesidad de estimulación mental y física que tienen los animales, y puede estar relacionado con su bienestar y satisfacción.

Los gatos con sobrepeso y obesidad reducen significativamente su actividad física y mental, lo que contribuye a un estilo de vida sedentario y a un mayor consumo de comida sin ningún tipo de trabajo para conseguirla. Por ejemplo, si se les sirve comida de forma constante en un plato sin ningún tipo de interacción o estimulación, se puede desencadenar un ciclo de ingesta excesiva debido a la falta de motivación para interactuar con su entorno (Delgado, 2020) Esta falta de estímulos mentales y físicos, junto con una conducta ansiosa cerca de la comida contribuirán directamente al aumento de peso y la obesidad, ya que los gatos no están utilizando su energía para conseguir la comida.
También veremos en estos gatos un incremento en la exhibición de conductas anticipatorias a medida que sea la hora de comer. La más frecuente es un incremento en las vocalizaciones (Delgado, 2020); especialmente maullidos insistentes que pueden desesperar al tutor. También podemos observar ronroneos y que camine de un lado a otro llamando la atención de su tutor, conductas exigentes como tirar cosas de los estantes, seguir al tutor por la casa e incluso conductas de agresividad mientras esperan que les sirvan el alimento (Mongillo, 2012),
Otro cambio conductual que podemos ver es que en ciertos momentos del día se vuelven más activos; especialmente cuando escuchan sonidos asociados con la alimentación o ven a su tutor comer. Algunos incluso roban comida de la mesa, de otros animales o buscan en la basura (Mongillo, 2012). Estos comportamientos se refuerzan si el tutor cede y les proporciona más comida o premios extra.
Otro cambio frecuente es la selectividad alimentaria. Sabemos que los gatos son sensibles ante cambios en el sabor, textura, forma e incluso en la temperatura de los alimentos (Rodan, 2015). Las calorías no escapan de esta selectividad y veremos gatos que rechazan alimentos bajos en calorías, prefiriendo aquellos con alto contenido de grasa y aditivos saborizantes, lo que puede predisponer a problemas urinarios, como la formación de cristales en la orina (Delgado 2020). Sin embargo, una reducción del apetito del gato puede ser causada por procesos patológicos y no debe considerarse un comportamiento normal asociado con las preferencias alimentarias hasta que se hayan abordado o descartado los problemas de salud.
Disminución de la actividad física
Los gatos con sobrepeso tienen una masa corporal aumentada, lo que les exige un mayor esfuerzo para moverse. Esto provoca fatiga rápidamente, por lo que pueden iniciar actividades pero detenerse antes de lo habitual. Muchos prefieren descansar en lugar de jugar, cazar o explorar, lo que se aleja de sus patrones naturales de comportamiento, donde la cacería es una actividad fundamental para la especie (de Godoy, 2017). El peso adicional genera una sobrecarga en las articulaciones, favoreciendo el desarrollo de artrosis degenerativa (AD). En un estudio detectaron que los los gatos que estaban enteros a los 6 meses de edad, los gatos que eran obesos a los 6 años de edad, los gatos con acceso al exterior y los gatos con antecedentes de traumatismos tenían más probabilidades de tener cambios tempranos informados por el tutor en la movilidad relacionados con la AD a los 6 años de edad (Maniaki, 2021). Los gatos presentaban molestias al tocarles la espalda o las patas y por consiguiente evitaban actividades como saltar, correr o subir y bajar escaleras (Saavedra, 2024).
La acumulación de grasa también influye en el metabolismo y en la producción de ciertas hormonas, reduciendo su motivación para moverse (Tarkosa 2016). Los tutores a menudo describen a estos gatos como “perezosos” o menos interesados en su entorno (Hanford, 2021).
Además, su menor agilidad puede generar frustración al intentar escalar superficies altas o escapar de situaciones incómodas. Finalmente, pueden asociar el movimiento con dolor o dificultad, evitando realizar esfuerzos luego de experiencias negativas.
Reducción en la calidad del sueño
El sobrepeso y la obesidad pueden alterar tanto la duración como la calidad del sueño. Los gatos obesos suelen dormir más horas al día, pero esto no implica que descansen mejor. La obesidad aumenta la presión sobre las articulaciones, generando dolor crónico e incomodidad, especialmente en posiciones que antes eran cómodas. Esto hace que busquen posturas estáticas durante largos períodos, evitando moverse incluso cuando están despiertos.

Un aspecto importante a considerar es la acumulación de grasa en la cavidad torácica. La presencia de grasa alrededor de los pulmones y el corazón dificulta los movimientos respiratorios, lo que puede provocar respiración pesada e incluso ronquidos (Roa, 2018). En algunos casos, pueden desarrollar apnea del sueño (pausas en la respiración mientras duermen), lo que interrumpe su descanso reparador.
Mayor irritabilidad o agresividad
El sobrepeso y la obesidad pueden afectar el estado emocional del gato, haciéndolo más irritable o propenso a la agresión. Esto puede deberse a molestias físicas, frustración por la reducción de su movilidad o dificultades para satisfacer sus instintos naturales.
Un gato con dolor es menos tolerante al contacto y puede reaccionar con gruñidos o arañazos si alguien intenta manipularlo (Saveedra, 2024).. Además, su menor agilidad lo hace sentir vulnerable, aumentando su nivel de estrés y su reacción defensiva.
Problemas en el uso del arenero
El sobrepeso puede dificultar que los gatos usen adecuadamente su caja de arena. Las cajas con bordes altos pueden ser inaccesibles, lo que los lleva a eliminaciones inapropiadas en lugares más accesibles. Además, el dolor articular puede hacer que eviten la postura de eliminación, agravando el problema. Un estudio demostró que los gatos obeso tenían mayor predisposición a padecer de problemas urinarios; lo cual podría traería consigo orinar fuera del arenero, vocalizaciones y respuestas agresivas por dolor (Öhlund, 2018).
Reducción del acicalamiento

El exceso de grasa dificulta la rutina de aseo, afectando su higiene y bienestar. Si el gato tiene artrosis o dolor en las articulaciones, evitará acicalarse por incomodidad, lo que puede llevar a problemas dermatológicos y de salud general (Tarkosa 2016)
Aumento de la ansiedad
Los gatos necesitan moverse para sentirse seguros y estimulados. Un gato obeso puede frustrarse al no poder trepar o saltar con facilidad, lo que genera ansiedad y estrés. También pueden desarrollar ansiedad por la comida, lo que refuerza el círculo de sobrealimentación y frustración (Laflamme, 2012)
Conclusión
La obesidad en gatos es una enfermedad silenciosa con graves consecuencias. Su abordaje debe ser integral, considerando aspectos médicos, conductuales, ambientales y del vínculo con su tutor para mejorar su calidad de vida y prevenir enfermedades asociadas.
Según las conclusiones emitidas por Arena en su estudio “Overweight in Domestic Cats Living in Urban Areas of Italy: Risk Factors for an Emerging Welfare Issue” se vislumbra un problema educacional de parte del médico veterinario para con el tutor. Según el informe se dieron cuenta que los doctores no suelen hablar con los tutores sobre la condición corporal de sus gatos, e incluso omitían comunicar si el gato presentaba sobrepeso. También en dicho estudio se observó que los tutores tienden a minimizar el sobrepeso en sus gatos y al hacerles puntuarlos según la escala de condición corporal, su evaluación no coincidían con las del gremio veterinario.
Esto debería de ser una llamada de atención para los profesionales, ya que si es de conocimiento general que la obesidad tiene una alta prevalencia en los pacientes felinos deberíamos estar dedicando parte de las visitas a hablar con los tutores sobre el estado corporal de sus gatos, y sobre las consecuencias físicas y emocionales del excedente de grasa corporal.
Finalmente, los tutores deberían de ver la obesidad como la enfermedad que es y no asociarla a “un aspecto tierno” en sus gatos (Hanford, 2021). Ellos dependen totalmente de sus tutores para determinar cuándo, qué y cómo comen (Delgado, 2020), por lo que estas decisiones deben ser tomadas con la finalidad de brindar salud y estabilidad mental a sus gatos.
¿Tienes a un gato que está con sobrepeso o con obesidad y no logras que baje de peso? En Oh My Cat somos especialistas en medicina, comportamiento y bienestar felino. Nuestro equipo se conforma por una médica y una enfermera veterinaria con amplia formación conductual, lo que nos permite tratar nuestros casos de manera integral.
Bibliografía
Arena, L., Menchetti, L., Diverio, S., Guardini, G., Gazzano, A., & Mariti, C. (2021). Overweight in domestic cats living in urban areas of Italy: Risk factors for an emerging welfare issue. Animals, 11(8), 2246.
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Delgado, M., & Dantas, L. M. (2020). Feeding cats for optimal mental and behavioral well-being. Veterinary Clinics: Small Animal Practice, 50(5), 939-953.
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